Durante años, la visibilidad en buscadores dependió de dominar el SEO: posicionar contenidos en Google mediante palabras clave, enlaces y optimización técnica. Pero ahora el escenario cambió de forma radical. Millones de lectores ya no llegan a las noticias por una página de resultados tradicional, sino a través de resúmenes generados por inteligencia artificial (IA). Herramientas como ChatGPT, Perplexity o Gemini no solo sugieren enlaces, sino que responden directamente a las preguntas de los usuarios con narrativas que se apoyan en múltiples fuentes combinadas.
En esta entrega de Hablemos Editorial exploramos cómo esta transformación impacta a las redacciones digitales- La pregunta clave ya no es únicamente cómo posicionar una nota en Google, sino cómo asegurarse de que la información del medio sea reconocida, citada y atribuida en un entorno donde los motores generativos deciden qué respuestas ofrecer al usuario.

Imagen: Dall-e
El término Generative Engine Optimization (GEO) describe la optimización de los contenidos no solo para aparecer en los 10 blue links —la lista clásica de diez resultados azules de Google—, sino para lograr que un artículo figure dentro de las respuestas narrativas de los motores generativos de IA.
El riesgo de no optimizar para GEO incluye la pérdida de atribución cuando la IA responde con frases completas que reducen la necesidad de clics, la caída del tráfico orgánico al desvanecerse la lógica de los blue links como puerta de entrada, y los sesgos en la visibilidad, pues los algoritmos tienden a priorizar fuentes que consideran más confiables o mejor estructuradas.
Es importante subrayar que el GEO no sustituye al SEO. Los buscadores tradicionales como Google siguen siendo una fuente crítica de tráfico, y las prácticas clásicas —optimizar títulos, cuidar la velocidad de carga, usar metadatos— continúan vigentes.
Lo que cambia es que ahora surge esta capa adicional para informar la construcción de respuestas narrativas. En otras palabras, ya no basta con dominar el SEO; ahora es necesario trabajar también en cómo los algoritmos de IA perciben, seleccionan y citan el contenido. En nuestra industria, la pregunta cambia justo cuando creemos haber dominado la respuesta.
Un ejemplo que lo ilustra bien: si alguien pregunta a un motor generativo sobre el cambio climático en América Latina, la IA no busca quién optimizó mejor sus palabras clave, sino qué fuentes ya ha catalogado como confiables. El resultado: citará antes a organismos multilaterales, universidades o grandes cabeceras internacionales que a medios locales con reportajes de primera mano. ¿Cómo puede entonces un medio regional figurar en ese nuevo ecosistema?
La respuesta pasa por reforzar la reputación digital del dominio, mantener coherencia editorial en los temas cubiertos, incluir datos verificables con enlaces claros a instituciones creíbles y presentar la información en estructuras limpias que faciliten su lectura algorítmica. Se trata de demostrar de forma consistente que el medio es una fuente confiable tanto para las audiencias humanas como para los algoritmos conversacionales.
Otra manera es establecer alianzas con plataformas emergentes. Al no estar atadas al modelo SEO tradicional, parten con ventaja: diseñan sus contenidos desde el inicio, pensando en la interacción con IA, con formatos claros y datos listos para ser procesados algorítmicamente. Este enfoque abre espacio para que medios ágiles y en crecimiento compitan de manera más efectiva.
Es muy recomendable comenzar a adaptar la información con resúmenes ejecutivos, reforzar la autoridad temática con piezas consistentes y profundas, así como citar fuentes confiables y verificables.
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